Hace unos cuantos años, mi abuelo me contó una historia que le
ocurrió al tatarabuelo de su abuelo.
Todo se remontaba a su época, aproximadamente en el año 2025, donde reinaba la tecnología. Él se llamaba Tatuaje. Era un hombre alto, delgado, simpático y le encantaba jugar con su hijo, Óscar.
Lo que más le gustaba hacer juntos a ellos dos era ver un programa que echaban todas las mañanas en la televisión llamado “Aquellos maravillosos años”.
Se divertían mucho juntos viéndolo. Pasaban las semanas y cada vez era mejor, hasta que una tarde pasó algo inesperado.
Tatuaje se acababa de despertar de su siesta habitual, no le dio tiempo a reaccionar, y antes de que se diera cuenta un enorme tornado se levantó de la nada ante sus pies. Este lo levantó por los aires. Tatuaje se desmayó por la impresión y al cabo de un rato, cuando ya volvió en si no sabia donde estaba. Estuvo un rato en shock, pero no tardó mucho en poder localizar donde estaba: esas calles, aquella tienda de la esquina, el coche de siempre, un par de árboles plantados en aquel jardín… ¡Todo coincidía! Estaba en su serie favorita.
Un señor pixel que había visto el golpe que se pegó el hombre decidió ir a ayudarle. Tatuaje en lo primero que pensó fue en Oscar y en su mujer Matilde. La verdad es que le gustaba todo aquello. Iban pasando los días, semanas e incluso que él recuerde meses. Un día iba caminando con el jefe del supermercado en el que el trabajaba.
Le pasó algo familiar, le pasó como en aquella vez solo que en ésta no se levantó una tormenta. Empezó a diluviar, todo se estaba inundando de agua, cada gota era un metro de agua, se llenaba con un vaso de agua. Ninguno sabía lo que pasaba. Tatuaje pensó que sería un sueño y cerró los ojos.
Efectivamente era un sueño, abrió los ojos y allí estaban su
hijo y su mujer. Éste le contó a ellos su sueño, pero ya nada importaba,
estaban todos juntos.